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martes, 27 de enero de 2015

El cuento en el curso «Literatura Española Actual, Nuevas Tecnologías y Medios de Comunicación»

          Comienzo esta tarde mi participación en el curso coordinado por mi compañera Mª Isabel Morales Sánchez, «Literatura Española Actual, Nuevas Tecnologías y Medios de Comunicación». Como el año pasado, pretendo que mi aportación sea modesta, pues no es que yo sea un genio en esto de las «Nuevas tecnologías» —si es que se le puede seguir llamando así—, pero sí que espero que mi experiencia sobre el blog como herramienta docente, de investigación y transferencia, resulte fructífera a los estudiantes.
         Aunque cada vez el número de estudiantes que se acerca al mundo digital es creciente, aun hay muchos que mantienen distancias y reticencias. No todo el mundo puede disponer de un ordenador personal, pero es cierto que cada vez son más los que se acercan a la nueva literatura a través de la tablet o el móvil.
          Como bien saben los docentes de secundaria y bachillerato, estas nuevas herramientas ofrecen muchas posibilidades, pero también tienen algunas desventajas como que la adición a estos aparatos puede ser tal que los alumnos no presten atención a lo que ocurre fuera de la red. Cada vez se lee menos y se escribe menos en papel, lo que —sobre todo en el caso de la escritura— está repercutiendo en el empobrecimiento del lenguaje. Por eso la escritura de un blog puede ser algo muy beneficioso. Así que la idea es conectar una afición con una necesidad. El ámbito de la aplicación del curso dependerá de los intereses de los estudiantes de este año, ya veremos cuáles son.
          En todo caso, creo que, bien usadas, las huevas herramientas nos descubren un mar infinito por explorar. Son muchas las aplicaciones que están surgiendo dedicadas a la lectura, algunas de apariencia tradicional, pero no menos gratificante y seguro que hay muchas por llegar. Veremos que nos depara el derrotero de los días venideros y espero cumplir con las expectativas de los alumnos e incluso, abrir horizontes nuevos en esta era digital.



jueves, 22 de enero de 2015

Las tres cosas de Jerez, de Pedro Muñoz Seca

         Cuando hace algunos años, escribía acerca del vino de Jerez en la literatura, me topé con esta zarzuelita de Carlos Fernández Shaw y Pedro Muñoz Seca, con música del maestro Vives, Las tres cosas de Jerez (1907).
Las tres cosas de Jerez

El argumento no puede ser más simple ni más machista también, y lo aseguro desde la óptica no solo actual sino también de algunas mujeres que por aquellas fechas andaban peleando por que se reconocieran sus derechos. Las tres cosas de Jerez alude a la discusión de los protagonistas másculinos sobre cuál de los «productos» jerezanos brilla más: el vino, los caballos o la mujer.
            Sobre esta obra volví a propósito de un estudio «El humor de Pedro Muñoz Seca entre la tradición y la vanguardia: una reflexión», publicado en 2004, en el libro ¿De qué se venga don Mendo?: Pedro Muñoz Seca (Fundación Pedro Muñoz Seca, El Puerto de Santa María, pp. 87-98). Allí emparentaba esta zarzuela con otras obras como Coba fina (1912), Trianerías (1919), un sainete musical en dos actos, Seguidilla gitana (1926), y Pedro Ponce (1929), en que el comediógrafo portuense se aproximada al género andaluz y a la línea inaugurada por Juan Ignacio González del Castillo. 
         Las escenas en la bodega, el cortejo de la protagonista y de la feria son los elementos más pintorescos. Efectivamente, la obra se inicia en «un ventorro muy típico» en la campiña de Jerez de la Frontera. Con acompañamiento de cañas, se escucha una copla que dice: «¡Vivan mis amores! ¡Vivan / las tres cosas de Jerez:/ el vino, y que sabe a gloria; / el caballo y la mujer/» . El cuadro I nos traslada al interior de una bodega pequeña con tres andanas, en la que Mateo y Galletas discuten sobre cuál de las tres cosas de Jerez es superior. Entre coplas y tópicos se conoce que Milagros está desesperada por las desatenciones de Julio, que sólo piensa en beber y jugar, algo de lo que se aprovecha Frasquito, su capataz. En la escena VIII aparece el mencionado Julio, acompañado con un forastero, Domitilo Juáres. Unas escenas más adelante, Julio llama despectivamente a Frasquito, como un amo a su perro, y este promete venganza. 
         El Cuadro II se desarrolla en la casa de Milagros y su hermana Carola, donde tienen instalado un taller de guarnicionería. Milagros sufre nuevamente al conocer que Julio se ha jugado hasta el anillo que ella le regaló. El último cuadro nos lleva a la Feria de Jerez «tal como se celebraba, hasta hace pocos años, en las llanuras de Caulín». Se contempla en la tienda de un restaurante campestre unas mozas «muy majamente vestidas». No falta en escena un grupo de caballistas. En ese entorno festivo, Julio y Frasquito se encuentran. Cuando están a punto de pelearse a navajazos, llega Milagros y se abraza a Julio. Entonces Julio se arrepiente y se consuela, puesto que Frasquito ha conseguido su bodega y su caballo, pero no a su mujer. 
         Encontramos, pues, al igual que en el «género andaluz», la triangular trama amorosa, donde dos hombres de diferente estirpe y posición batallan por una mujer, abundancia de elementos costumbristas y pintorescos –además de las ya mencionadas pinceladas del decorado, el pregón del vendedor de flores, la reunión en la bodega, el cortejo a caballo, la reunión en una taberna, y la feria- y sobre todo el acompañamiento de la música, el cante y el baile andaluz, así como la exaltación del vino, en este caso no la manzanilla –como aparecía en los sainetes de González del Castillo o en muchos de las piezas andaluzas de José Sanz Pérez-, sino el de Jerez[1]. Es decir, toda una serie de recursos destinados, por una parte, a insertar la obra en una tradición cómica, y, por otra parte, a asegurarse la conexión festiva con el público[2], mayomayoritariamente masculino, todo hay que decirlo.

[1] Sobre este particular, resulta muy interesante el trabajo de Serge Salaün, «El género chico y los mecanismos de un pacto cultural», en Teatro menor en España a partir del siglo XVI, CSIC, Madrid, 1983, págs. 251-262.


[2] Como ya he notado en alguna otra ocasión, la presencia del vino en las obras de Pedro Muñoz Seca parece que, con frecuencia, tienen bastante de lo que en la actualidad se conoce como «publicidad estática». Cf., «Fama y evocación literaria de los vinos gaditanos», en Alberto Ramos Santana y Javier Maldonado Rosso, Vinos, vinagres, aguardientes y licores de la provincia de Cádiz, Fundación Provincial de Cultura de la Diputación de Cádiz, págs. 145-154.

viernes, 16 de enero de 2015

Incidentes, accidentes, en el curso de la navegación bloguera

        Pues justamente de eso se trata. Cuando uno empieza a dar clase no tiene conciencia de la multiplicidad de problemas que pueden surgir en el camino y un blog, un cuaderno de bitácora que se precie de serlo, debe servir de aguja de marear para los venideros y para uno mismo. Como explicaba a los alumnos del máster, lo primero que tiene que aprender un profesor, y no es tan fácil, es a ser flexible con su programación, a pesar de los jefes de departamento o de centro y de quien quiera imponer el ritmo que no conviene a todos. Parto de la idea —lógicamente— de que estamos en esto por voluntad y compromiso, y una, más o menos clara, vocación.

         Es difícil, cuando los perfiles de los alumnos son tan diferentes y más aún sus horizontes y expectativas, acertar a complacer a todos. Es complicado, entre otras cuestiones porque, a veces, ellos mismos no lo tienen claro, o sí, pero no aciertan a ver la forma, o consideran que eso vendrá por «ciencia infusa»,  o  esperan que el docente va a acertar a darles la fórmula mágica que se adapte a cada uno de sus intereses. Fuera de este primer inconveniente, aún quedan muchos obstáculos en el camino —y obvio la falta de verdadera vocación—, que no viene al caso.
           En muchas ocasiones, falta iniciativa, creatividad, faltan objetivos, falta creerse lo que uno está haciendo; en cambio, otras, la ansiedad que crea querer asimilarlo todo en muy poco tiempo, resolver todas las dudas, salir del curso con toda la preparación para encontrar un trabajo constituyen otro tipo de retos que hay que afrontar.
           En fin, como es lógico, en el medio está la virtud y solo la persona que se lo toma en serio, que tiene verdadero interés, que no espera que se lo den todo hecho, acertará y, más allá de cualquier inconveniente, alcanzará su «utopía», porque, como enseñan los cuentos, la magia la aporta cada uno.
          Lo que importa es no quedarse en la «faja del libro», sino adentrarse, sumergirse en la lectura, en la lección que se nos propone, para discutirla, aprobarla o descartarla, pero sin prejuicios y con todo el respeto que el profesor —como el alumno— exige.
            

domingo, 4 de enero de 2015

Fuegos píricos y otras diversiones para cautivar la vista.

Según explica John E. Varey, los fuegos píricos era unos «cuadros pintados en fondo negro y agujereados en muchos sitios; detrás de ellos se ponía una rueda iluminada que al dar vueltas, producía un efecto deslumbrador» . 
El primer anuncio que recoge la Hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional es de 1799 y aunque pueda parecer sorprendente que se mencione estos fuegos píricos con la exhibición de juegos físicos y matemáticos, hay que comprender que las demostraciones de lo que hoy entendemos como ciencia recreativa eran muy frecuentes en toda Europa. 
En muchos casos los juegos matemáticos consistían en habilidades de adivinación y las diversiones físicas eran entendidas como exhibiciones mágicas, de manera que muchos de estos divulgadores científicos eran confundidos con magos. Para difundir estas prácticas, llegaron a España Pinetti y Tassinari en la última década del XVIII. Del éxito del primero en Europa es significativa la publicación de La magie blanche dévoilée en dos volúmenes (1784-85), donde se descubrían algunos de sus trucos. Esta obra sería traducida y publicada en España con el título de La Magia Blanca descubierta o el demostrador de física y Matemáticas, declarado como un simple jugador de manos (1792).