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sábado, 15 de diciembre de 2018

«Leer y escribir la nación: mitos e imaginarios literarios de España (1831-1879)»

Tal como estaba previsto, dentro del Seminario Intrernacional Imaginarios nacionales españoles se presentó la página web del proyecto «Leer y escribir la nación:mitos e imaginarios literarios de España (1831-1879)».

      Dicha web reúne la información del proyecto relativa los objetivos que persigue, el equipo de investigadores que lo conforma, las actividades que ha realizado y proyecta llevar a cabo y ofrece a los investigadores e interesados en general la posibilidad de consultar una base de datos dirigida a poner a disposición de los usuarios una detallada información sobre las obras publicadas entre 1831 y 1879 que tengan algún interés para analizar el modo en que la literatura de la época contribuyó a crear, recrear y difundir los imaginarios de la nación española entre las distintas capas de la sociedad del momento.
     Esta base de datos, que iremos construyendo paulatinamente, a medida que se vaya desarrollando el proyecto, está concebida en realidad como una «base de conocimiento», esto es que está abierta a la colaboración de aquellos investigadores que quieran poner a disposición de la comunidad sus avances en el estudio de este tema que cobra en estos tiempos una actualidad relevante.
     Para ello, el investigador interesado solo tiene que rellenar el formulario de contacto y solicitar participar con su investigación en esta base, en la seguridad de que en sus aportaciones será reconocida su autoría.
     En la actualidad se han incluido algo más de un centenar de fichas de obras entre las que se encuentras desde artículos de periódicos a folletos, partituras, poesías, obras de teatro y novelas, de autores anónimos o tan conocidos como Benito Pérez Galdós. 
     El equipo de investigadores está muy ilusionado con este trabajo que esperamos sea de utilidad tanto a la comunidad científica como a la ciudadanía en general.
     Para acceder a la web, pinche en el siguiente enlace y para el buscador aquí.

martes, 11 de diciembre de 2018

Seminario Internacional «Imaginarios nacionales españoles (1831-1879)». 13 y 14 de diciembre

        En el marco del Proyecto I+D «Leer y escribir la nación: Mitos e imaginarios literarios de España (1831-1879)» (AEI / FEDER, EU) se celebrarán los próximos días 13 y 14 de diciembre un Seminario Internacional que tiene por objeto profundizar en los «Imaginarios nacionales españoles» que se contruyen entre la fundación de la revista Cartas españolas y la finalización de la «Segunda Serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós.

         La lucha por el relato nacionalista parece empeñada en ocultar que la idea de nación es una construcción que se asienta en una comunidad en el curso de la historia. A partir de las primitivas clasificaciones de los caracteres nacionales realizadas en Europa en el siglo XVI, que difunden ampliamente imágenes estereotipadas en el XVII, es en el periodo de la Ilustración cuando se acepta y se debate la idea de nación. Más allá de la lengua, el vestido, las modas, la música o la danza serán elementos igualmente determinantes a la hora de crear y mantener el sentimiento de pertenencia a una comunidad nacional. Por otra parte, la literatura, la historia y las artes construirán, mantendrán y difundirán los mitos, figuras y leyendas de los que se alimentará el imaginario nacional. Este proceso cobrará un especial relieve en la era de las revoluciones, en la medida en que, además, este concepto de nación se utiliza como alternativa a las debilitadas legitimidades del Antiguo Régimen. El desarrollo en el XVIII de disciplinas como la historiografía o la historia de la literatura no harán sino favorecer el uso de la cultura en la construcción y difusión del relato nacional. Por su parte, el avance del Romanticismo, al reaccionar tanto contra la atemporalidad del canon ilustrado como contra la homogeneidad que la lógica imperial trataba de imponer en los diferentes territorios, acelerará este proceso de construcción nacional, que se verá reforzado con la valoración a un tiempo del individuo y de lo propio de cada país. 
        El objeto de este Seminario internacional será examinar de qué modo en Europa la literatura, el arte, la historia y la filosofía intervienen en esta negociación de las identidades colectivas, analizar cuáles son los mecanismos que se utilizan para generar un sentimiento de pertenencia nacional, estudiar de qué manera se constituyen en mediadoras de los imaginarios y de los relatos de los distintos poderes en conflicto y considerar cuáles son los rasgos resultantes de esa cultura nacionalizadora y nacional, que se construye por comparación con la de otras naciones, apelando al mismo tiempo a la igualdad, para dialogar con los otros al mismo nivel, y a la diferencia, para defender la propia singularidad.
         
         El programa será el siguiente:



martes, 4 de diciembre de 2018

«La buena madre. Crónicas de Castilla, regencia de Doña María de Molina» (1866), novela de Manuel Fernández y González


     La lámina de Múgica que inaugura la publicación de esta novela, editada por Guijarro en 1866 representa a una reina medieval que enseña a su hijo mediante la lectura.

Cubierta de La buena madre ilustrada por Múgica (Guijarro, 1866).
 Fuente: Archive.org.

   

     Tal como indica el título, se trata de una crónica novelada de la regencia de Doña María de Molina que, después de reinar junto a su marido Sancho IV, desempeñó la regencia en nombre de su hijo el infante Fernando y luego de su nieto, el futuro Alfonso XI; un nombre de rey que sería continuado, precisamente, por el hijo de Isabel II y Francisco de Asís, a quienes está dedicada esta novela.
      No terminan aquí las relaciones entre uno y otro reinado, pues cabe recordar las dificultades que aún rodeaban a Isabel II, combatida por las tropas carlistas en una guerra que parecía renacer una vez tras el alzamiento del general Jaime Ortega en San Carlos de la Rápita en 1860. A ese frente hay que sumar los planes conspirativos de Prim, abortados a principios de 1866 con el subsiguiente exilio del general y el fusilamiento de algunos de los que se habían amotinado en Villarejo de Salvanés.
     En la novela de Fernández y González, María de Molina, como ya lo hiciera siglos atrás Tirso de Molina, y más recientemente, Mariano Roca de Togores, es presentada como modelo de mujer, madre y reina, por su prudencia, moderación, clemencia, honestidad y confianza en Dios.
     Sin embargo, además del ingrediente histórico-político, no falta el puramente novelesco que entreteje diversas historias amorosas, pero también una aventura, la de un personaje ficticio, Zayda Fátima, que cuenta, por otra parte, con apoyatura real en Fatima bint al-Ahmar, sultana nazarita hija de Muhammd II, a quien Fernández y González, la imagina convertida al cristianismo y pidiendo amparo a María de Molina, tras haber sido raptada por el infante don Juan Manuel.  
Zayda Fátima, travestida como Águila Roja.
      Por si fuera poco, Fátima huirá nuevamente para evitar a los pretendientes que la acosan en la corte de doña María y, a este fin, decidirá travestirse en el caballero del Águila Roja, iniciando nuevas y arriesgadas empresas bajo este nombre, tanto en el campo de batalla como en un terreno sentimental de ambigua significación.
     María de Molina, por su parte, conseguirá, no sin trabajos y riesgos, mantener el poder para su hijo, pero verá que, a pesar de sus desvelos, el joven Fernando heredará el carácter impulsivo e irascible de su padre, lo que finalmente le granjeará la muerte y, de nuevo, convertirá a doña María regente, esta vez en nombre de su nieto, tras la muerte también de su otro hijo, el infante don Pedro, tutor del niño.
     En fin, una novela histórica original, con muchas lecturas y donde la mujer y sus relaciones con el poder ofrecen interesantes representaciones, que tienen mucho que ver con la reciente —y no tan reciente— historia de España, tal como he intentado explicar en un reciente artículo publicado en la estadounidense revista Crítica hispánica

martes, 5 de junio de 2018

Pedro Ibáñez-Pacheco y Gállaga

        El escritor Pedro Ibáñez-Pacheco nació en El Puerto de Santa María el 30 de noviembre de 1833, en el seno de una familia de clase acomodada, compuesta por sus padres, Jacinto Ibáñez Pacheco y Sánchez y María Dolores Gállaga y Belaustegui, y el primogénito, Jacinto.
     Su bisabuelo paterno, José Ibáñez Pacheco, nacido en Elguera (Montaña Cántabra), vino a establecerse a la ciudad portuense por motivos comerciales y aquí se caso con María Ruiz Tagle, también de tradicional familia comerciante y asimismo procedente del Norte. Los Belaustegui, acaudalada familia afincada en El Puerto, se dedicaban a los cultivos y negocios vitivinícolas. En 1836, Jacinto Ibáñez Pacheco, propietario y cultivador, se traslada con su familia a Cádiz.A los veinticinco años, Pedro era estudiante de jurisprudencia, pero al parecer no se graduó, posiblemente porque tras la muerte del padre en 1860, la economía familiar se resintiera y hubiera de ocuparse de los negocios. 
     En 1865, se casa con la gaditana Luisa Moreno, y fueron padres de tres hijos, Milagros, Ignacio y Juan. Propietario de situación holgada, pudo dedicarse a la política activa. En 1870 se halla en las filas del Partido Moderado. Cinco años más tarde, resulta elegido diputado provincial por el primer distrito de Arcos, y nombrado visitador de la Casa Matriz de Expósitos. Por sus servicios en el cargo, le fue concedida la «Cruz Blanca de Segunda Clase de la Real Orden del Mérito Militar»; posteriormente se le otorgarán los honores de «Jefe Superior de Administración Civil». 
     A partir de este momento parece dedicarse más a sus actividades literarias que a sus negocios, pues, tras diversos reveses de fortuna —de los que no se tienen más noticias— tuvo que aceptar en 1884 el cargo de Director del Hospicio Provincial de Santa Elena, donde murió al año siguiente, dejando a su familia sin recursos financieros.Como escritor colaboró en varias publicaciones periódicas entre las que destacan las revistas gaditanas La Verdad, donde publicó en varias entregas sus cuentos en verso, Cádiz, de Patrocinio de Biedma, y El Comercio
     Asimismo fue miembro de la Real Academia Gaditana de Ciencias y Letras, de la Provincial de Bellas Artes, y colaboraba con la Asociación de Cervantistas de Cádiz, de cuyo titular era gran admirador, pues llegó a reunir diecinueve ejemplares de El Quijote de singular edición.

miércoles, 16 de mayo de 2018

Tom Wolfe, polémico y epatante escritor y periodista

    El pasado lunes 14 de mayo falleció Tom Wolfe, escritor y periodista, famoso por novelas como La hoguera de las vanidades, y creador del llamado «Nuevo periodismo». Quienes llevamos más de quince años investigando e impartiendo docencia sobre «Literatura y periodismo», no podemos menos de tributar un pequeño recuerdo para quien ha sido una figura tan importante en ambos campos. 
Fuente: DiarioUChile.

     Cuando empezaba a preparar las varias asignaturas de licenciatura y doctorado, luego también de grado y máster, hubo un libro de Albert Chillón que me prestó una inestimable ayuda, por la frescura de sus propuestas. Se trata de Literatura y periodismo. Una tradición de relaciones promiscuas (Universitat de València, 1999), que me resultó muy atractivo porque no sólo traía a colación ejemplos clásicos sino también referencias de relativa actualidad. Desde luego allí estaba Wolfe que, por cierto, no siempre sale bien parado. 
     Es evidente que su figura ha sido muy polémica y que, más allá de su pensamiento conservador, a Wolfe le encantaba llamar la atención. Sus críticas contra escritores, ensayistas y periodistas no siempre estaban suficientemente fundamentadas —como el propio Chillón se encargó de señalar— y, en ocasiones, parece que el ataque es una manera fácil de atraer la atención de la opinión pública. Así, por ejemplo, hace un par de años dirigió sus dardos contra Darwin y Chomsky en The Kingdom of Speech (2016), «a bonfire of facts, reeking of vanity», según Steven Poole, crítico de The Guardian.
     Como no podía ser de otra manera, en estos días la prensa le ha dedicado varios obituarios, entre los que pueden leerse aquí el de Idoya Noain, para El Periódico, el de Amanda Mars, para El País y el de Claudia Carvajal G., para DiarioUChile, de donde procede la imagen.

sábado, 10 de marzo de 2018

VIII Ruta Quiñones

A pesar del tiempo, los amigos de Quiñones han seguido sus pasos y han disfrutado de la ruta que los guiaba por la cultura gastronómica que se puede degustar en sus textos.

Mar Robert
Después de visitar la exposición dedicada al escritor en el Baluarte del Orejón, los ruteros se han acercado a la Sala de los Libros en el Edificio Andrés Segovia, de la UCA.
Para asomarse a los clásicos freidores, se ha elegido el de la calle Veedor y también ha habido oportunidad de conocer la Antigua Parra del Veedor, en la esquina con la calle Plata.
No podía faltar la visita a la Librería Manuel de Falla, donde Juan Manuel tiene su rinconcito Quiñones.
Fuente: @LibrManueldFall


Dentro de la librería.
El recorrido mañanero terminaba en la Biblioteca Municipal de Cádiz, con ilustración musical de Fernando Lobo. Por la tarde, la cita se desarrollará en torno al Pay-Pay.
Si aún tienes ganas, a las 23.00 en El Pelícano darán un concierto Fernando Lobo y Andy Pérez.
Más información en el blog: http://rutaquinonesca.blogspot.com.es/

jueves, 8 de marzo de 2018

8 de marzo. De Fernando Quiñones a las Cadiwoman

      Dudé si traerlo aquí, porque se puede leer erróneamente este artículo como una rancia estampa costumbrista, pero creo que, si acierto a situarlo, se entenderá cómo FERNANDO QUIÑONES nos pone delante del espejo literario de nuestros propios prejuicios y contradicciones, en este artículo que publicó para la edición andaluza de El País, el 15 de octubre de 1997.

UN CAFELITO DE LOS BUENOS
El lenguao y la ternera, a gusto p'al que los quiera. Y eso del femi­nismo, también. Porque es que yo, no estoy con eso. Toni; Yo, la mu­jer, mujer, y el hombre, hombre, yo sí. Mira: los otros días, estando tú en Algeciras arreglando el motó del bar­co ese, me viene Jacinta la del segun­do B, que ella va a las cosas culturás, con que si nos íbamos al festivá de cine, que tenía dos entradas. La pelí­cula se llamaba Yo le di un tiro a Andy Guájo, una película de las que llevan los letreros en españó abajo, que yo no leo tan aprisa pero darme cuenta me la daba, y era de una torti mangona en Nueva Yó, aborrecien­do a los hombres, poniendo el mingo adonde llegara. ¡pero amargaíta de temerle!, con una gorra de cartero y, una cara y un tipo que ni el futbolista ese tan borde del Beti me parece, o del Sevilla. Y Jacinta, la del segundo B, que yo creo que va de lo mismo, coge y me dice: —Glori, ¿lo ves?, eso sí que es una feminista. Contra los tíos por dere­cho, ¡digo! Lo que es yo te conozco, Toni, y ya te estoy viendo cara de llevar­me la contra, como siempre, ya vas a sacar lo de los derechos de la mujé y la igualdá y todas esas cosas que tanto se escuchan... Te hacía falta a ti una como la de la película p'ajustarte las cuentas, ca­brón, y no mi hermana Conchi, que ese es el antojo grande que tú tienes, llevándole veinte años co­mo le llevas. Pero bueno, eso es fuera aparte: lo que, yo te digo a ti es que si Leididí, la pobre, hubie­ra sido una ma­rímacha de esas, el difunto del moro no lo com­pra ni loco ese anillo de treinta millones, que  eso a quién no le va a gustar que se lo compren: pa que la miren bien a una, tiene una que ir en mujer y de lo más lindo, en vez de ir de guardiaciví (como va la Rosi de Palma en otra película del festivá, que también me llevó Jacin­ta a esa). Tú, claro, como eres tan model­no... igualito que mi hermana Conchi. Pues eso: el feminismo a tutiplén ...Con lo que vale una mujer guapa y en su casa, ahora con la lavarropa y la lavaplato y la micronda, y comiendo de laterío, que da menos trabajo, y luego te­niendo tú tu ropero y tu joyerito y, sí el hombre lo gana bien, gas­tándote a gusto unos duros en el bingo o en una tragaperra: ¿yo pa que quiero ser jué o ministra o cirujana o guardia?... ¡que las hay hasta que llevan camiones de los grandes! Ahora: lo de recortarle sus partes a la mujer como hacen los negros y los moros pa tenerla más sujetita, eso tampoco, oye, lo que tiene que doler eso. Pero la mujer en su sitio y sujetita, claro que sí. Ya sé, ya sé que no te hace gra­cia que yo diga lo que estoy dicien­do, Toni. Con tantas cosas raras como tienes en la cabeza, híjoputa. Técnico en los motores de los bar­cos pero que también te tiran las cosas culturás, si lo sabré yo, cari­ño. ¿Te hago un cafelito de los bue­nos?
El País (Andalucía), 15 de octubre  de 1997, p. 2.

Tipo de Las Guerreras por Calvichis
    Seguro que esa Glori nos recuerda a uno de los tipos de las parodias de los Moranco o de la chirigota de Selu y es verdad que su imagen puede parecer rancia, pero no deja por ello de representar, como lo hacía ya en el artículo de Quiñones, muchos de nuestros prejuicios, de esas falsas ideas comunes contra los que hay que seguir luchando y no solo en un día como este.
Claro que formas de luchar hay muchas y algunas que están denunciando, también con mucho arte, los falsos mitos en torno a la feminidad y el feminismo, como hace la chirigota Cadiwoman, que estos carnavales lo han hecho como «Las Guerreras de la tribu del Tótem gordo».
     Igual de comprometido en esto de desmontar prejuicios machistas, aunque en un tono muy distinto, recomiendo una vez más el corto de Alberto Ramos Cantos, L.O.L.A.

miércoles, 31 de enero de 2018

«Pepe "la Pulga"» en los «Cuentos gaditanos» de Ibáñez-Pacheco (II)


Fuente: Omemagazine
Y continúa así:
Así el tal tenía más fama, 
                                                        en aquel tiempo barí (*),
                                                        y más viento y fantesía
                                                        que tuvo el general Prim,
                                                        cuando dicen que ganó
                                                        la bandera marroquí:
                                                        y ninguno por delante
                                                        pudo nunca conseguir
                                                        ponérsele, que la Pulga
                                                        era el hombre de más chic
                                                        para rodar la calesa
                                                        que hubo desde aquí a Madrid.
                                                        Cierto día, que a una urgencia,
                                                        según tengo oído decir,
                                                        en su calesa llevaba
                                                        a un mercader que hubo aquí
                                                        muy rico: el maldito potro,
                                                        que estaba casi cerril,
                                                        se empeñó, el muy testarudo
                                                        en quererlo deslucir:
                                                        y al fin se salió con ella:
                                                        porque venciendo en la lid
                                                        contra la rienda empeñada,
                                                        a pesar del gran tilín
                                                        y ciencia de señó Pepe,
                                                        consiguió a escape salir
                                                        desbocado, por la cuesta
                                                        que coge junto al perfil
                                                        del castillo que le llaman
                                                        la Cortadura, y así
                                                        dando tremebundos botes
                                                        y saltando baches mil,
                                                        corría por el camino
                                                        con furioso frenesí:
                                                        El mercader iba muerto,
                                                        más lívido que el añil,
                                                        y más rojo que un tomate
                                                        la Pulga, de berrenchín
                                                        y los dos con más cerote
                                                        que tiene un perro infeliz
                                                        cuando víctima inocente
                                                        de la sevicia infantil
                                                        lleva colgando del rabo
                                                        algún cacharrillo ruin.
                                                        El mercader fue el primero
                                                        en romper, con voz sutil,
                                                        el pavoroso silencio
                                                        y dicen que dijo así:
                                                        «¿Qué te parece Pulguita?»
                                                        «¿Que, qué me parece a mí?»
                                                        contestó el interpelado
                                                        rascándose la nariz.
                                                        «Poca cosa, señorito:
                                                        que no güerve ozté a meir
                                                        más varas é percalina
                                                        de coco (** ) ni bombasín» (***).

(*) 'Excelente'. (ALACALá-VENCESLADA).
(**) En Andalucía se utiliza como percal (CALLEJA).
(***) 'Tela gruesa de algodón'.

   Así es como el calesero de este cuento de Ibáñez-Pacheco resuelve en este cuento jocoso una situación inicial de miedo mediante una perífrasis eufemística para no nombrar la muerte, término tabú entre los gitanos, y provoca la sonrisa del lector.

lunes, 29 de enero de 2018

«Pepe "la Pulga"» en los «Cuentos gaditanos» de Ibáñez-Pacheco (I)

Se trata del cuento 53, de los Cuentos gaditanos, de que he hablado en otro lugar de este blog. En esta ocasión, está protagonizado por un calesero. Por el elemento narrativo-costumbrista, la mezcla de tipos, las referencias orales, las alusiones políticas y el humor, recuerda a los romances de carnaval.

Cuesta de las Calesas: Fuente Fotos antiguas de Cádiz


PEPE LA PULGA. 

                                           El señó Pepe la Pulga 
                                    mozo, aunque basto, d'esprit, 
                                   era todo un calesero: 
                                   cuando, con aire gentil 
                                   y un medio vaso en el buche 
                                   y en la boca un prajandí (*)
                                   saltaba en el pesebrón 
                                   bien se le podía aplaudir; 
                                   y no había mayoral,
                                   ocupado en el trajín
                                   desde Cádiz a Sevilla 
                                   y desde Sevilla aquí, 
                                   que al señó Pepe la Pulga
                                   le tuviera que advertir, 
                                   en punto a su obligación, 
                                   el más mínimo desliz.
                                   Así el tal tenía más fama, 
                                   en aquel tiempo barí ( **), 
                                   y más viento y fantesía 
                                   que tuvo el general Prim, 
                                   cuando dicen que ganó 
                                   la bandera marroquí: 
                                   y ninguno por delante 
                                   pudo nunca conseguir 
                                   ponérsele, que la Pulga 
                                   era el hombre de más chic 
                                   para rodar la calesa 
                                   que hubo desde aquí a Madrid.


(*) Gitanismo que significa 'cigarro' (REBOLLEDO).
(**) Del caló, excelente.

Continuará en la siguiente entrada.

martes, 2 de enero de 2018

Mary Shelley. «Transformation»

Como señalé en mi entrada anterior, el segundo de los cuentos, «Transformation», fue publicado en The Keepsake en diciembre de 1830 para el almanaque de 1831 «by the Author of Frankestein». Allí mismo también publicó otros dos relatos «A Dirge» (pp. 85) y «The Swiss Peasant, a Tale» (pp. 121-146).
     Pilar Vega ha estudiado la fortuna del relato de Mary Shelley en español, al ser traducido, o mejor dicho compendiado y adaptado al contexto español por un desconocido N. P. que quizás pudo leerla en su idioma original en Londres, para trasladarlo luego bajo el título de «El diablo enano», aunque no sería imposible una traducción procedente de otra lengua (Vega 2014, 143-161), y ver la luz en el periódico La Esperanza en sucesivas entregas desde el 13 de octubre de 1839, bajo el marbete de «Leyenda del siglo XIV».
     El enano protagonista, conocido como Guido el Cortés, después de la transformación sufrida en su carácter, fue en su juventud un hermoso y arrogante joven genovés, víctima de un orgullo que no fue debidamente sofocado por su padre, según confiesa el ya escarmentado protagonista, pero para ello hubo de verse en la miseria, después de haber malgastado su herencia en todo tipo de placeres en París y regresar a Génova a malgastar en orgías su escasa fortuna. Para satisfacer su capricho, decide raptar a su prometida Julieta, a quien su padre no quería entregar, a pesar del compromiso prenupcial, a un orgulloso derrochador. Guido no consigue su objetivo y es desterrado. Desesperado, mientras pasea por la playa aparece un enano deforme con poderes sobrenaturales en quien el protagonista reconoce al diablo.
Juliet. Fuente Wikipedia

     Como ha señalado acertadamente Pilar Vega, la aparición satánica, así como el pacto que Guido firma con el engendro diabólico que aparece en la playa por donde pasea Guido intentando encontrar salida a su fastidio y desajuste vital, tiene mucho que ver con el drama The deformed transformed (1824), de Byron y la novela gótica de Joshua Pickersgill Three brothers (1803), que le había servido de inspiración, y que también fue leída por Mary Shelley, de donde precisamente procede el motivo de la transferencia de la deformidad a otro cuerpo.
     Sin embargo, no son estas las únicas fuentes del relato de Mary Shelley. Como indica Pilar Vega, El purgatorio de San Patricio (1628) y El mágico prodigioso (1637), ambas de Calderón, están presentes tanto en la aparición del monstruo satánico que sale de las aguas y ofrece un pacto al protagonista, para lograr su objeto amoroso, como en la manifestación del poder diabólico. Para alcanzar a comprobar la importancia de estas fuentes, el tema del doble y la lección romántica que se hace de ellas, recomiendo tanto la lectura de las obras de Calderón, como la del trabajo de Pilar Vega, «Románticos ingleses en un cuento de La Esperanza (1839)».